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Auschwitz, un viaje para el recuerdo

Auschwitz, a 70 kilómetros del oeste de Cracovia se hizo conocido en todo el mundo por ser la sede del mayor campo de exterminio de judios durante la Segunda Guerra Mundial. Aquí se llevaba a cabo lo que los nazis llamaban “la solución final”, un plan para acabar con la población judía y que había sido gestado años antes con una política antisemita promulgada por Adolf Hitler. Se calcula que en total fueron exterminados seis millones de judíos en diferentes campos de exterminio.

Estos campos fueron liberados por las tropas soviéticas del “Ejército rojo” el 27 de enero de 1945 cuando aún quedaban 2.815 prisioneros en condiciones lamentables y rodeados de ropa, calzado y cabello humano. Los oficiales alemanes habían huido al conocer que se acercaba el ejército soviético.

Actualmente, se pueden hacer visitas a Auschwitz y observar cómo eran los campos de exterminio. Una visita imprescindible para conocer de cerca el horror del holocausto judio, una parte fundamental de la historia del siglo XX.

La historia de Auschwitz

La aniquilación de estos millones de personas se llevó a cabo de una forma industrializada como en cualquier proceso de producción en cadena. Eran sólo números. Las víctimas llegaban en tren tras días de viajes en condiciones paupérrimas y eran recluidas en barracones vestidos con pijamas de rayas y un número tatuado. 

Auschwitz es conocido por ser el mayor campo de exterminio construido por los nazis en Polonia. Un complejo que estaba compuesto por tres campos de prisioneros: Auschwitz I, Auschwitz II-Birkenau y Auschwitz III-Monowitz, además de otros campos adyacentes. Según los cálculos, entre 1940 y 1945, 1,3 millones de personas fueron recluidas en Auschwitz de las que murieron 1.1 millones. Aunque la mayoría eran judías, también fueron asesinadas personas que pertenecían a otras minorías (gitanos, homosexuales, mujeres prostituidas, intelectuales, etc.) y soldados capturados.

Al llegar, los nazis apartaban a los más débiles (bebés, embarazadas, ancianos, discapacitados y enfermos) para llevarlos a las cámaras de gas, donde tras robarles sus pertenencias y raparles eran gaseados con el insecticida Zyklon-B que los asfixiaba en pocos minutos. Después, los cadáveres eran llevados a un crematorio para convertirlos en cenizas que posteriormente utilizaban como fertilizantes. Se calcula que cada día eran asesinadas e incineradas 5.000 personas llegadas de diferentes países de Europa: Italia, Francia, Hungría, el Báltico, Alemania y Polonia.

Los que sobrevivían a esa primera criba y no eran asesinados, realizaban diversos trabajos hasta la extenuación, de hecho, muchos optaban por el sucidio arrojándose a las alambradas electrificadas para acabar así con el sufrimiento que experimentaban en el campo de concentración. Algunos de los presos eran elegidos para formar parte de experimentos genéticos con el que los nazis pretendían mejorar la raza humana.

Todo lo que se sabe hoy en día sobre lo que ocurrió en Auschwitz se debe a un gran trabajo de documentación  que realizó el “Ejército rojo” y del testimonio de muchas de las personas que lograron sobrevivir a esa barbarie, que han relatado el horror que sufrieron durante su cautiverio.

Hoy en día es posible visitar dos campos: Auschwitz I, el campo de concentración original, y Auschwitz II (Birkenau), construido posteriormente como campo de exterminio.

Para llegar a Auschwitz hay que ir a Oswiecim, muy cerca de Cracovia y durante el camino los guías van explicando los acontecimientos históricos precedentes a la construcción de los campos. 

La visita

La primera parada es el campo de concentración Auschwitz I, que se creó en 1940 para acoger a los presos políticos que ya no cabían en las cárceles, pero que al poco tiempo empezó a recibir a otros colectivos perseguidos por los nazis. También funcionaba como centro administrativo.

Aquí se pueden observar los barracones donde encerraban a los prisioneros, las letrinas, las celdas donde eran castigados, la fábrica de armas y una gran cantidad de objetos personales como zapatos, gafas, maletas y otras pertenencias. 

El otro campo que se puede visitar es Auschwitz II-Birkenau que fue construido en 1941 para llevar a cabo el plan nazi de exterminio de la población judia, los prisioneros que legaban aquí para ser aniquilados. Este campo tenía una extensión de 175 hectáreas rodeadas de verjas electrificadas y alambres de púas y contaba con cinco cámaras de gas con capacidad para 2.500 prisioneros. Aunque los nazis quisieron destruir las pruebas del horror antes de huir, se puede ver una cámara de gas y los hornos crematorios. 

Otro edificio primordial en la visita es el Museo que se fundó en 1947 y que expone una gran cantidad de fotografías y de documentación de los oficiales alemanes que estaban al mando del campo. También impacta ver los objetos que les robaban a los prisioneros, incluso les arrancaban los dientes de oro y el pelo. En el museo también podrás ver y escuchar los relatos de los judios que sobrevivieron al holocausto. 

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